En este reportaje se entrevistó a dos docentes de un contexto vulnerable de la región caribe, en los cuales se expresaron distintas opiniones, ideas y concepciones sobre la infancia y su papel en la sociedad, como es que los nos y niñas son agentes de cambio dentro de su núcleo familiar y como la escuela puede ayudar a fortalecer esta idea de infancia. también hablaremos de aquellas cortinas ideológicas que ciegan a la sociedad en reconocer a los niños como un pilar fundamental en la creación de ideas, como al escuchar su voz podemos ver como estos perciben el mundo y como nos perciben nosotros los adultos.
El presente reportaje tiene como objetivo identificar distintas
concepciones sobre infancia, desde el punto de vista de distintos autores. Además,
se realizaron una serie de entrevistas en las cuales los entrevistados dieron
diferentes aportes de gran valor frente a este tema. Lo primero que tenemos que
mencionar es que las concepciones y miradas sobre infancia pueden modificarse de
acuerdo con el tiempo, espacio, contexto social, económico, político o cultural
desde el que se investigue "Los
niños tienen vidas muy diferentes, condicionadas por las circunstancias que
caracterizan su entorno particular..." (Gaitán, 2006). Partiendo desde esta premisa, podemos decir que el
reportaje se desarrolló en la región caribe colombiana, específicamente en el municipio
de soledad del departamento del atlántico, se recogieron distintas percepciones
acerca de la niñez.
Siguiendo en este razonamiento,
a continuación, se trazan algunas concepciones y definiciones de la infancia; desde el punto de vista las entrevistadas se puede
definir como la etapa más importante del ser humano, ya que en ella se debe de
tener una educación integra, pues esta es la que formara su personalidad,
cualidades, y actitudes a lo largo de la vida, es una etapa donde el niño por
medio de la exploración y la experimentación va a tener un aprendizaje significativo
y la experiencia que obtenga en esta etapa será vital para su existencia. Por otro
lado, algo en lo que coincidieron los entrevistados es que en medio de nuestro
contexto caribeño, muchos padres de familia infunden a los niños el amor por su
riqueza cultural, haciéndolos participe desde temprana edad en actividades folclóricas
y autóctonas de la región pero a su vez alejándolos de algunas realidades que
suceden en el entorno, como el gran daño ambiental por el que esta pasando nuestro
contexto, la extrema pobreza que existe en nuestro territorio y como esta
ultima ha influido a la inseguridad por la que estamos pasando. Para Milstein (2006)
los niños y niñas “cuentan con un repertorio que les permite afrontar
conflictos y tensiones, utilizando una diversidad de estrategias, entre las que
está su posibilidad de contar y preguntar” (pág. 51). En otras palabras,
estamos ocultando la realidad a nuestros niños y la disimulamos con aquellos
elementos culturales con los que crecen haciendo que estos pierdan la capacidad
de participar como actores sociales, agentes reproductores de conocimientos, de
opinar y hasta solucionar problemas, es aquí donde su rol político se detiene.
Como hemos dicho anteriormente, esta preocupación que señalamos tiene que ver con lo que expresa Shabel “Los niños y niñas eran entonces entendidos como objetos de protección, seres incompletos e incapaces que requerían un abordaje especial, “objetos de tutela y represión encubierta bajo eufemismos” (Beloff, 2004, p. 6)” (Shabel, 2013), a los niños hoy en día se les ve como seres incapaces de dar opiniones sobre los problemas que hay en su contexto a su vez solo están para ser cuidados y no exponerlos o enfrentarlo a estas realidades. Es ahí donde estos pierden ese espacio donde empiezan crear su proceso de politización “Este nuevo lugar que se construye con los niños y niñas, es lo que podría denominarse un proceso de politización, entendido como un “proceso de sujeción y subjetivación que construye prácticas y sujetos” (Grimberg, 2009)” (Shabel, 2013), de modo que nunca serán capaces de reconocer, analizar y proponer soluciones a algo con lo que nunca se han enfrentado, creando en ellos a futuro inseguridades, miedos y abandonando su autonomía y capacidad crítica.
Por otro lado, una de
las reflexiones positivas que expresaban los entrevistados, era sobre la
importancia del papel de la escuela de hoy. Esta ha sido fundamental en torno
al rol que se le debe dar a los niños y niñas en la sociedad, algunas
instituciones de la región han venido implantando proyectos pedagógicos que
involucran a los más pequeños en actividades en que anteriormente no los tenían
en cuenta, generando conciencia no solo en los niños con relación a las problemáticas
de su entorno, sino también formándolos como agentes de cambio desde y hacia su
núcleo familiar, en donde le han cambado las percepciones a sus padres y demás familiares
sobre la importancia de la voz de los niños.
A pesar de lo explicado anteriormente sobre estas instituciones que han
venido ayudando a identificar el lugar de los niños en la sociedad, hay que
decir que son pocas las que han venido trabajando esto y en su mayoría son de carácter
privado lo que excluye enseguida a las poblaciones vulnerables de la región. Del
mismo modo, en la mayoría de ocasiones los pensamientos, sentimientos y formas
de ver el mundo de nuestros niños no son tenidos en cuenta por los adultos; y
es que por esta sobre protección se tiende a desconocer el hecho de que ellos
son constructores de conocimientos, son ellos quienes hoy en día muestran gran
dominio en diferentes temas, donde en esas situaciones dejan en evidencia su
participación como sujetos políticos en la sociedad como bien lo señala el
texto de Gaitan (2006)"El niño es agente participante en la
construcción de conocimiento y experiencias..." (P.16).
Así mismo en ocasiones las posturas adultocéntricas merman la infancia y
todo aquello que provenga de esta en pro de su mejora, el reto está en quitarnos
aquellas “cortinas ideológicas” que no nos dejan ver vas allá de lo que creemos,
y que muchas veces lo que queremos encontrar está al frente de nosotros pero no
lo podremos hallar sin antes deshacernos de aquellas “cortinas” a su vez, otro reto seria “considerar las
interpretaciones que hacen los niños como un tipo de pensamiento y sentimiento
que se corresponde con lo que están viviendo y, en gran medida, es distante,
diferente y hasta contradictorio con la conciencia oficial del mundo adulto
situado en determinado lugar y tiempo”. (Milstein, 2006, pág. 58), igualmente es
esencial reflexionar y tomar las voces de los niños desde la infancia ya que
estas sujetan grandes contribuciones a nuestra sociedad y sobre todo tienen
mucho que decir de nosotros como adultos.
A Manera de conclusión es importante mencionar que hoy en día las
participaciones de los niños se han vuelto un poco más intensa esto gracias aquellas
instituciones del país que desde el preescolar están implementando proyectos educativos
donde incluyen a los más pequeños y hacen que su participación, voz y voto sea reconocido
y tenido en cuenta. Otra de las reflexiones que se consiguió en las entrevistas
es que al involucrar al niño desde pequeño en actividades curriculares y extracurriculares
donde su propósito sea el bien colectivo, este se dará cuenta de la importancia
que tiene su rol político en el contexto y como desde una pequeña participación
en la elección del personero estudiantil o en la reforestación y cuidado del
medio ambiente de su entorno podrá a futuro tomar una posición crítica desde a autonomía
acerca de los problemas de su contexto escolar.
Las cuestiones sobre la infancia son necesarias tenerlas presentes en
todo momento, para que ellos y ellas puedan ser participantes activos de la
sociedad.
Bibliografía:
Gaitán, L., (2006). Sociología de la
Infancia. Aportaciones de una mirada distinta. Política y Sociedad, 43, (1), 9
– 26.
Milstein,
D. (2006). Y los niños, ¿por qué no? Algunas reflexi
ones sobre un trabajo de
campo con niños. Revista de Antropología, núm. 9,, 49-59.
Shabel, P. (2013). Los niños y niñas
como constructores de conocimiento. Un caso de investigación participativa.
Revista Latinoamericana de ciencias sociales, niñez y juventud, 12 (1), 159-
170.
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